Directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República
El cambio climático está causando una pérdida irreversible de la biodiversidad en nuestro planeta. Cuidar la naturaleza es un asunto que debe unirnos entre países, con toda la sociedad civil, las comunidades locales y, especialmente, que debe contar con la participación activa del sector privado.
Las empresas han venido aumentando su protagonismo en la lucha contra el cambio climático por varias razones. Primera, porque el principal obstáculo para proteger la biodiversidad es conseguir el dinero necesario para financiar los planes, proyectos e iniciativas sostenibles.
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el mundo deberá triplicar los fondos destinados a la naturaleza entre 2020 y 2030. Bien lo dijo el presidente Gustavo Petro en la inauguración de la COP16 en Cali: el cuidado de la naturaleza es un tema de finanzas globales.
Aquí es donde las empresas pueden y deben contribuir. Según el Foro Económico Mundial, el sector privado tiene 210 billones de dólares en activos que pueden, en parte, dirigirse a financiar la lucha contra el cambio climático y proteger la fauna, la flora, los océanos, los ríos y las selvas de nuestro planeta.
Para países como Colombia, que destinan gran parte de su presupuesto al pago de la deuda externa, estos recursos podrían convertirse en una de sus principales fuentes para el desarrollo de iniciativas ambientales.
En total, la ONU estima que a los países en desarrollo les hacen falta entre 2 y 4 billones de dólares al año para evitar el punto de no retorno.
La movilización de recursos a gran escala no es la única vía. Las empresas son las principales consumidoras de energías fósiles y, en consecuencia, son también las que más contaminan el medio ambiente con sus operaciones. Al ser responsables del problema, tienen la obligación de transformarse y ofrecer soluciones a través de políticas de sostenibilidad (ESG) concretas, basadas en datos y que respeten el entorno en el que operan.
Muchas empresas lo están haciendo. Ya hace un tiempo se ha convertido en una práctica común la implementación de políticas corporativas sostenibles, como la reutilización del agua de las plantas de producción, o la transición hacia fábricas que funcionan a través de paneles solares, parques eólicos o fuentes de energía renovables y limpias.
Para que la participación del sector privado en la protección de la biodiversidad sea efectiva, es fundamental que quienes estamos en el sector público diseñemos los incentivos necesarios para favorecer a las empresas que adopten prácticas sostenibles. Eso es lo que este Gobierno ha hecho y seguirá haciendo.
Establecer sistemas de incentivos que favorecen la protección del planeta impulsa una transformación empresarial hacia la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente.
Salvar el planeta requiere una nueva economía mundial y para nadie es un secreto que el sector privado es parte fundamental de su construcción.
La COP16 es una oportunidad para que, en Colombia, sector privado y público sigamos sellando acuerdos limpios, sostenibles y que cuiden el planeta. En Cali podemos, juntos, mostrar el camino al mundo para hacer la Paz con la Naturaleza.
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