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Luis Gilberto Murillo Excanciller y exembajador en EE. UU, |
Algunos habían manifestado que la sacamos
barata porque para la Unión Europea es del 20 %, para Vietnam es del 46 % y
China ya va en el impensable 104 %. Pues eso cambió y Estados Unidos definió
una tasa del 10 % para todos los países excepto China y un par más con aranceles
previos.
Analistas consideran que esas acciones son un
retroceso. A mi juicio es un punto de inflexión para cambiar y ampliar los
rumbos. Así debe mirarse. ¿Qué pasó con la humanidad en tiempos de la pandemia
del Covid 19? La obligó a repensar y a replantear muchas cosas.
Es lo que está ocurriendo ahora. Lo que parecía
ser solo promesa de una estrategia electoral terminó siendo realidad. Las
nuevas circunstancias comerciales obligan a Colombia a tomar acciones no solo
reactivas. El país debe posicionarse en el ámbito internacional como un poder
intermedio. Esto significa que estamos para servir de puente, para tomar
decisiones autónomas y asumir liderazgos. Pero en serio. Es necesario hacer las
tareas internas aún pendientes.
Sabemos que Colombia es potencia ambiental,
sobre todo con una gran oferta de agua, viento, sol y biodiversidad. Igual,
tenemos abundancia de recursos naturales estratégicos. También sabemos que
estamos geopolíticamente en una ubicación envidiable. Ahora podríamos recoger
los réditos de esos privilegios; claro, si el país se prepara y actúa
estratégicamente.
Sin duda que dentro de las tareas grandes por
hacer están: invertir fuertemente en infraestructura portuaria, actualizar el
sistema de certificaciones sanitarias y fitosanitarias y fortalecer el proceso
de industrialización y reindustrialización, por mencionar solo algunas.
El camino que tome Colombia en esta nueva
encrucijada debería contemplar cuatro ejes. Uno, cooperación con América Latina
e integración solidaria con el Caribe. Dos, nuevos nexos con África y el mundo
árabe. Tres, al mismo tiempo ser cercanos a Estados Unidos y Europa, pero de tú
a tú. Cuatro, estrechamiento de las relaciones comerciales con China, Asia e
Indopacífico en general.
Todo esto, sin el muro ideológico y con una
secuencia de priorización de países, siempre mirando hacia el beneficio de las
colombianas y colombianos, de los diferentes sectores de la economía y del
progreso de las regiones.
Así, con Estados Unidos, Colombia puede
convertirse en un socio industrial confiable, en sectores como el farmacéutico,
el textil y la agroindustria. Implica invertir en infraestructura logística y
en certificaciones internacionales.
Con el Caribe el país puede ser aliado
exportando alimentos, ya que importa más de 8.000 millones de dólares al año.
Podemos articular, además, soluciones conjuntas en energía, salud, educación y
logística.
Colombia ya abrió la puerta de Asia y el mundo
árabe. Se tiene un intercambio comercial dinámico con China, el cual reviste
mucho potencial. Con el mundo árabe se establecieron lazos comerciales,
principalmente con Emiratos, Qatar y Arabia Saudita, que buscan proveedores
estables y el país debe estar ahí, listo. El acercamiento con África avanza de
manera constante y tiene mucho potencial.
En el caso de América Latina y el Caribe, el
país debe promover una integración pragmática, más allá de las diferencias
ideológicas. Colombia debe movilizarse como bloque, pensando en el bienestar de
los pueblos y sin vetos.
Lo que está en juego es la posibilidad de que Colombia deje de ser un país que observa cómo se mueve el mundo y empiece a ser parte de quienes los mueven.
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