La reinstalación de una nueva mesa de paz, expresó el jefe de Estado, funcionaría “esta vez, sin traición, esta vez, sin miedo a la verdad, que creo que existían en esa época –le tenían un temor a la verdad, a las verdades en plural–, esta vez, para que el benefactor de ese proceso sea el pueblo humilde, campesino en general”.
Dijo a los exjefes paramilitares, que la propuesta significa que el proceso no ha terminado, “dado que no se han entregado los bienes que ustedes les entregaron a la justicia, a las víctimas de la violencia”.
En un encuentro con el exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Salvatore Mancuso, en Córdoba, en el marco de la entrega, a campesinos víctimas del conflicto, de 8.430 hectáreas, el mandatario manifestó que “ese proceso de paz terminó, en mi opinión, mal. A ustedes los extraditaron, no estaba escrito en el acuerdo de paz”.
Se refería a lo sucedido en julio de 2003 cuando se firmó el Acuerdo de Santafé Ralito, en Tierralta, Córdoba, en el que los jefes paramilitares se comprometieron a un desarme por etapas hasta diciembre de 2005.
Se decía que los firmantes, por parte de los paramilitares, compartían el propósito del gobierno de una Colombia sin narcotráfico y que respaldaban las acciones del Estado colombiano contra este fenómeno que destruye la democracia, la convivencia, la economía y el medio ambiente.
“Usaron el proceso con los paramilitares para que la tierra pasara de dueño, no en manos de las víctimas, sino de unos cuantos politiqueros y politiqueras. El señor fiscal (Francisco) Barbosa se negó a dar la lista de los bienes de extinción de dominio de narcotraficantes, porque han pasado a manos de políticos, de familiares de los políticos y de familiares de los dueños del Estado”, señaló el Presidente.
A los exjefes paramilitares los aplaudían, considerándolos héroes según los senadores, los representantes a la Cámara, los grandes propietarios de la tierra en Colombia, los grandes empresarios del país, los cacaos y ciertos medios. “Los aplaudían como héroes, como salvadores, porque ustedes eran capaces de demostrar que a partir de la sangre podían extirpar la rebeldía”.
Este proceso “debe tener como benefactor al “pueblo humilde, campesino en general, no solamente campesino de Colombia, para que pueda ser resarcido. Resarcimiento, indemnización, es la antesala del perdón”.
Las actuaciones del ELN
El Presidente llamó al Ejército de Liberación Nacional (ELN) para que se encamine por los postulados de la paz que trazó el sacerdote Camilo Torres Restrepo.
El mandatario aseguró que tiene en su oficina la sotana del sacerdote guerrillero, que en los años 60 fue parte de ese grupo subversivo, pero afirmó que no hay a quien entregársela, pues explicó que la nueva violencia en el país “ya no tiene la bandera de la ideología sino de la codicia”.
Aseguró que “la tentación de Pablo Escobar se vuelve más importante que la palabra y la indicación del sacerdote Camilo Torres Restrepo”, en referencia a la actitud del ELN.
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