martes, 8 de octubre de 2024

Editorial: Sombreros que asustan

Por Augusto Cubides C.
Director de VIDA 

El Gobierno Nacional anunció la entrega en este mes de octubre de 50 mil hectáreas de tierra a campesinos de distintas regiones del país, en el marco de la Reforma Agraria.

50 mil hectáreas de tierra equivalen a más de 75 mil canchas de fútbol del tamaño del estadio El Campín en Bogotá, ya no para la recreación y las competencias deportivas, pero sí aptas para la agricultura, la pesca y, sobre todo, para entregarles y devolverles, en algunos casos, la tierra a familias campesinas que fueron despojadas y obligadas violentamente a abandonarlas o venderlas a precios irrisorios. Justicia social se llama.

La maratón empezó el pasado jueves 4 de octubre en San Sebastián de Buenavista y Montería, donde el presidente Gustavo Petro, junto con la Agencia Nacional de Tierras (ANT), entregó casi 12.000 hectáreas.

Las cifras están ahí. Este gobierno en sus dos primeros años ha adquirido 166 mil hectáreas superando a los dos anteriores gobiernos. Santos compró 17.882 y Duque 18.159.

Ahora bien, un dato que no es menor. El Gobierno del Presidente Petro en apenas dos años ha formalizado 1.208.400 hectáreas. En el cuatrienio de Santos se formalizaron 265.088 y en el de Iván Duque, 1.072.519 hectáreas.

Pero esto a la oposición y a ciertos periodistas no les gusta, como tampoco les gustó el gesto del intercambio de sombreros, entre el Presidente Petro y el exparamilitar Mancuso en la tarima en Montería, el mismo personaje que el 28 de julio de 2014, junto con otros comandantes paramilitares, fue recibido ahí sí con un aplauso cerrado en el salón elíptico del Capitolio. Era el Mancuso querido y amado por muchos de los allí presentes.

Ahora intentan crear el relato de la connivencia de Petro con Mancuso, el criminal. Olvidan que fue Petro el que denunció en 2002 la infiltración paramilitar en la Fiscalía de Luis Camilo Osorio y que gracias a sus debates fueron condenados 60 congresistas (tres presidentes del Congreso, entre ellos Mario Uribe, primo del expresidente Álvaro Uribe Vélez), funcionarios del Estado, alcaldes y gobernadores, por sus nexos con las autodefensas de Mancuso y Castaño. 

El Presidente en su carrera política ha sido perseguido, perfilado, espiado y fue declarado objetivo militar por el mismo Mancuso. Lo de Montería muestra el talante democrático del mandatario. El perdón es más importante que la justicia, dirán otros.

Claro, están los que saltan de la ira porque el Presidente Petro propuso, en ese acto de Montería, hacer el cierre definitivo de la desmovilización de los paramilitares reparando a las víctimas en una perspectiva de reforma agraria.

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